Ferias de Arte

La mafia de las que se conocen como “galerías de prestigio”, que forman parte (o aspiran a ello) del selecto comité de selección de Arco, componen ese exclusivo y muy cerrado círculo de empresarios e intermediarios del arte que decide quién puede o no vender cuadros en la feria de Madrid. Y sin vergüenza ninguna nos pretenden vender disfrazados de “criterios de valor” los intereses comerciales de sus negocios, a menudo subvencionados, mientras impiden que sea el público, no más, el que decida cuál es la diferencia (si existe) entre las obras que se pretenden y se presentan como diferentes.

Otras ferias más pequeñas e igualmente prescindibles se van a la mierda y a otros empresarios del negocio se les veta el escaparate internacional, entre otras cosas porque las “galerias de prestigio” no quieren mezclarse con las “de pueblo” -para entendernos-. ¿Quizá es que temen que con la proximidad se notara demasiado entonces la “diferencia”? ¿Temen confundir al público, que podría preferir libremente o incluso no distinguir –¡incultos!- entre las obras presentadas? Vollard (que, a la puerta de la que llamaba su “tienda de cuadros” con escaparate, disfrutaba invitando a las viejas del barrio a conocer a los nuevos pintores) se moriría hoy de vergüenza ajena ante tanto pretencioso disfrazado de especialista.

Arco, Basel, o Venecia son igualmente ofensivas: el mismo negocio en distinto idioma. Los únicos coleccionistas que quedan son las instituciones públicas o privadas, animadas por ventajas fiscales y subvenciones: pura propaganda de Arte del Estado y aspirantes, que ilustran señoronas vestidas de Loewe explicando en Arco sus apartadillos Cutting Edge pretendidamente rompedores.

Y ese es precisamente el problema: ya les cuesta bastante a las “galerías de prestigio” vender a sus clientes y mantener bien atado su círculo de influencias como para que la cosa se desmadre y acabe haciéndoles la competencia cualquier advenedizo con una licencia en regla. Quizá es que en un hipotético mercadillo global, sin comité de selección, con la proximidad se notaría demasiado la diferencia entre lo que se pretende diferente.

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