No existe nada detrás, a mi espalda:
yo ordeno la vida, la alumbran mis ojos.
Yo soy el responsable de todo cuanto sucede,
yo el que lo desencadena,
El Solo, aunque esté rodeado.
Debo ir cargado del peso del mundo,
sobrecogido por todo el dolor.
Yo soy el voluntario a mártir, yo el Atlas aplastado,
el Cristo ridículo con la desproporcionada cruz.