(Publicado en la sección “Testigo de cargo” de la CARTELERA TURIA de Valencia nº2252 – 30 de Marzo al 5 de Abril de 2007)
Soy uno de los vecinos del inmueble más afectado por la explosión en la calle Azcarraga (el número 28) que gracias a la suerte vive para contarlo. Hasta que los responsables restablezcan el orden y todas las ventanas reventadas en mi casa, no voy a arrancar las astillas de cristales que se clavaron un centímetro en la pared sobre el sillón donde por casualidad no me encontraba leyendo ese día. Y eso que vivo en el 5º. La gente por la calle, los vecinos de plantas bajas, 1º, 2º, 3º o 4º han salvado igualmente sus vidas por pura casualidad (hay 17 heridos), algunos no así sus casas arrasadas por la brutal explosión. Según los bomberos, sólo el solar donde estaba aparcada la furgoneta, al actuar como “tubo de escape” de la onda expansiva, evitó que se desplomara mi finca en el acto. Vaya por delante mi agradecimiento para los bomberos, policia y personal de desescombrado, trabajadores que nos trataron con la paciencia y la sensibilidad que una situación semejante requiere.
En el lado opuesto, estos días los falleros de mi calle hacen declaraciones a la prensa atribuyendo la ausencia de muertos a un “milagro de la Mare de Deu” (hay que joderse… el año que viene son capaces de organizar procesiones en la calle del “milagro”). Sin embargo, sin ningún tipo de vergüenza, respeto o sensibilidad hacia la gente que ha estado a punto de morir o ha perdido su casa, al día siguiente celebraron su verbena hasta las 6 y media de la madrugada y volvieron a desfilar por delante de nuestro portal (que parece Beirut) con banda de música incluida porque, al parecer, “the show must go on”.
En cuanto a la administración, según las declaraciones en prensa de la alcaldesa, las fiestas han sido un éxito y el “incidente” que describo «se resolvió de forma inmediata»; el mismo día del siniestro aseguraba también en la prensa que el ayuntamiento adelantaría todos los gastos derivados, supongo que a sabiendas del largo proceso de evaluación de daños y discusión de responsabilidades que apenas ya empezamos a sufrir los afectados en forma de peritos que evaluan los daños de forma a menudo ofensiva. ¿Sobra decir que hoy es viernes, el martes acabaron las fallas y no sólo NADIE del ayuntamiento se ha puesto en contacto con nosotros para empezar ni siquiera a orientarnos sobre el modo de solucionar los desperfectos, sino que varias familias siguen sin poder regresar a sus casas arrasadas? El autobús de atestados que plantó el ayuntamiento parece una broma pesada: el número de póliza del seguro de la pirotécnia que allí se nos facilitó no sólo era incompleto (le faltan 7 cifras!) sino que además corresponde únicamente al seguro de la furgoneta, no al de la pirotécnia. Seguimos esperando un informe por escrito que nos asegure que la estructura de la casa aguanta las consecuencias del desastre…
Más allá de los daños materiales, afortunadamente en esta ocasión no ha habido muertos, pero mientras el gobierno no tenga el coraje y la firmeza necesarias para enfrentarse al “lobby fallero” y aplicar de forma estricta e inapelable leyes que impidan este tráfico incontrolado de material explosivo por Valencia, desgraciadamente lo que ha sucedido en mi calle puede volver a repetirse, y esta vez con muertos.
Mientras tanto los ciudadanos -unos cuantos al menos- ejercemos nuestro derecho y nuestra obligación denunciando en el Juzgado de forma individual y colectiva (es importante sumar ambas) lo que, más allá de los daños materiales, a cualquier persona con sentido común le parece, cuanto menos, un gravísimo riesgo infligido, una bárbara imprudencia, responsabilidad directa de esta alcaldía, que no sólo deja circular por la ciudad auténticos coches bomba y ni siquiera trata de controlar a la masa fallera no sea que pierdan sus votos en las próximas elecciones, sino que además arenga a la gente a comportarse de forma totalmente irresponsable con manifestaciones de una demagogia infantiloide e insultante («¡todos queremos pólvora y para los niños también¡» y ” por las venas de los valencianos circula pólvora”).
Yo nací en esta ciudad, pago impuestos, y por mis venas circula sangre que ha estado a punto de derramarse, no pólvora asesina y descerebrada.